Visité por primera vez Bolivia en el año 2006. Una de las cosas que más me llamó la atención de aquel país fue la variedad de ecosistemas que pude visitar en menos de un mes y medio. Desde las llanuras tropicales con selva preamazónica en el noreste del país, pasando por los valles y yungas del centro; hasta el altiplano, en plena cordillera de los Andes.
Otro aspecto importante que caracteriza a Bolivia es la variabilidad de culturas y pueblos indígenas. Culturas tales como Wankarani, Chiripa, Tiwanacu, Mollo, Kolla e Inca son quizás, las más conocidas. De todas ellas se conservan diferentes restos arqueológicos repartidos a lo largo del territorio nacional.
De la unión de ambas ideas, los maestros y maestras bolivianas con los que tuve la suerte de coincidir, me enseñaron la estrecha relación que mantenían y mantienen estas culturas con la naturaleza. Una verdadera relación de equilibrio y sostenibilidad, entendida ésta en sentido amplio.
Las sociedades prehispánicas, utilizaron los ecosistemas donde habitaban desarrollando de una manera propia su relación con la naturaleza, y de esta interacción emergió la cultura de cada uno de sus pueblos.
Alejandro Guerrero
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