domingo, 5 de septiembre de 2010

Venezuela

La asociación “Naguara” trabaja desde hace cinco años en Venezuela por el bienestar de 35 niños que se encuentran en una situación dramática enfrentándose día tras día a la oscuridad de la calle. Uno de los integrantes de esta organización es José Manuel Amorós, que viaja cuando puede al país latinoameriacano para tratar de ayudar a los niños y las personas mayores que se encuentran indefensas. Objetivo, sonreir. A Tinaquillo y Caracas, dos de los lugares donde opera “Naguara”, la vida y la muerte están tan próximas que el reloj de los olvidados se mide por momentos.
“Naguara” es una asociación que toma forma a partir de la experiencia de José Manuel Amorós y dos italianos (Federico y Toni), trabajando con un sacerdorte, el Padre Píos, para ayudar en Venezuela a niños y niñas que se encuentran en la calle víctimas de todos los peligros que eso implica. En Italia también existe “Naguara”, pues un compañero que conocí durante el viaje a Caracas hace site años, se sumó a la iniciativa y coopera junto a sus amigos italianos.

Fotos: Jose Manuel Amorós
Diseño panel: Xavi Carrillo


Mis ojos se vuelven de un azul más intenso cuando se llenan de recuerdos al evocar a los niños y niñas, personas que solas no pueden afrontar la vida y a las que quiero devolver a la infancia, sacarlas de la calle, conseguir, sobretodo, que existan. Quiero destacar la tarea de las madres que colaboran en Venezuela, “las grandes madres” que guiadas por su instinto tratan de impedir que los niños sufran algún mal.
La premisa fundamental de Naguara es introducir a los niños en la escuela estatal, en primer lugar se han de inscribir en el registro para hacer constar su existencia y así dotarlos de los conocimientos necesarios para que vayan de acuerdo con el nivel del curso.
La palabra NAGUARA no tiene traducción, hace referencia a una expresión de los niños de Venezuela que son felinos, cuando juegan exclaman ¡NAGUARA!, grito que condensa los sentimientos que tengo hacia estas personas cuando me siento útil para ellos.
Proporcionar a un país como Venezuela una calidad de vida a los niños y personas mayores es una tarea muy complicada, no obstante, el país de las orquídeas y el petróleo encuentra la plenitud, la humildad, cuando se olvida de sí mismo, y sonrie como nunca cuando los niños sonrien. Con todo, encuentro que estos niños me han proporcionado otros valores. Al contemplar esta humanidad me doy cuenta que me contagio de ese espíritu, las madres y el padre Pio me dan la capacidad de amar.
He visto el contraste de vida de allí, donde los niños disfrutan de verdad con lápices de colores mientras aquí los niños no le dan importancia a las cosas pequeñas y exigen juguetes como por ejemplo una videoconsola.

José Manuel Amorós

Cabe mencionar el Trabajo en Novelda de Miguel Ángel Cantó, que ayuda en este proyecto.

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