miércoles, 1 de septiembre de 2010

Solidaridad y Educación

SOLIDARIDAD Y EDUCACIÓN

Juan-Vte Bou Martínez

1.- Solidaridad y Educación


La “Solidaridad” es un valor humano fundamental porque supone y trasciende la Justicia, protegiendo al mas desfavorecido y haciendo posible su crecimiento; porque cimenta la cohesión social entre pueblos y entre personas, imprescindible para que se den los procesos de humanización, y porque permite, además, que afloren los valores humanos más nobles concretándolos en acciones operativas. La “Solidaridad” es un “sentimiento”, una ”actitud“ ante la vida, individual y colectiva, ciertamente inmesurable, pero que genera comportamientos y conductas que van construyendo la propia identidad a la vez que la trascienden proyectándose en los otros y siendo así observables y por tanto, en cierto modo al menos, “evaluables”.

La “Solidaridad” por ello puede y debe analizarse, fomentarse, revisarse, planificarse..., la Solidaridad es por tanto objeto necesario del quehacer “educativo” y “político”, sobre todo cuando hablamos de su nivel colectivo, y ya se sabe que en Educación –como en Política- no hay posibilidad de “objetos neutros”; siempre, por acción o por omisión, se camina forzosamente por una línea determinada y hacia unos objetivos concretos. Necesitamos, pues “asumir”, “planificar” y “evaluar” nuestras tareas y preocupaciones profesionales también desde esta perspectiva; analizar si vamos en la dirección adecuada; si avanzamos o no en este camino, a qué se debe la situación en la que nos encontramos y cómo podríamos mejorar

La “Solidaridad” además comparte principios éticos y acrecienta desde la praxis valores consustánciales con los que impulsan el Desarrollo, consolidan la Democracia y sustentan el ejercicio pleno de los Derechos Humanos, que son los pilares fundamentales en los que se asienta la “calidad de vida” y sustancian el concepto de “ciudadanía”. Así pues, la intima correlación que ineludiblemente se da entre todos ellos, obliga a enfocar nuestro trabajo como docentes con una perspectiva de conjunto, conscientes de que cualquier avance o retroceso en cualquiera de estas dimensiones comporta inevitables sinergias en las restantes. Por ello, si en el plano personal desarrollar los valores solidarios nos dignifica como personas, no es menos cierta la importancia de hacerlo también a nivel colectivo, y, por tanto, no puede ser tarea menor, moneda de cambio o moda pasajera para un quehacer educativo inteligente y honesto en una Escuela que quiera definirse como “constructora de ciudadanos”: No podemos hablar de una “Educación de calidad” sin plantearnos, como uno de sus ejes básicos, el ver como “Educamos para la Solidaridad”, entendida ésta en su sentido más amplio, sin reducirla sólo a las esferas próximas –que lógicamente se dan por supuestas- y menos aun en nuestras actuales circunstancias de creciente globalización1

Cultivar –“educar-nos” en- la Solidaridad, que nace del sentimiento compartido de pertenencia a un mismo colectivo sin el cual no podemos humanizarnos y de la conciencia de ser co-artífices de un futuro común, es por tanto una necesidad vital, tanto para el desarrollo moral de la persona como para fundamentar la imprescindible cohesión social desde una base acorde con la dignidad “humana”, y no tanto sobre términos jurídicos y/o coactivos. Y, por ello, es una responsabilidad ética y prácticamente ineludible para cuantos tienen –tenemos- una cierta capacidad de incidencia en el ámbito educativo o político

Por otro lado, “Cooperar” no es sólo ayudar, ni mucho menos ayudar sólo económicamente. Cooperar es más bien “ayudar-nos” o, mejor aun, “ayudarnos los unos a los otros”; recíprocamente, y no sólo en términos económicos –aunque ello sea básico- sino poniendo en común todos nuestros recursos, también los humanos, técnicos, políticos… desde la toma de conciencia de la común interdependencia de todas las personas, de las carencias que a todos nos afectan por más que puedan ser específicas de cada zona o sector , de la urgencia de la “fraternidad universal” como requisito de la felicidad que todos ansiamos y de la exigencia insoslayable de la Justicia. Y, obviamente, debemos cooperar “para el Desarrollo”, no sólo para el progreso económico, el beneficio empresarial, el interés político o partidista, sino para construir un desarrollo humano, autónomo y sostenible, que busca combatir la “pobreza” y hacer posible el pleno ejercicio de los derechos humanos… en toda su integridad y para todas las personas

Por eso, cada vez más hemos ido comprendiendo mejor que debemos caminar hacia una solidaridad emancipadora que, lejos de crear o mantener dependencias, busca, como uno de sus objetivos fundamentales, la autonomía y autosustentabilidad de los pueblos y de las personas; de ahí la prioridad creciente, frente a otras ideas o concepciones pasadas, de la “cooperación para el desarrollo” 2, entendida como acción conjunta, descentralizada y liberadora, y que demanda ineludiblemente a las dos partes de un trabajo también en “concienciación”. “Cooperar al Desarrollo” es pues posibilitar cambios –allá y acá, en el Sur y en el Norte- hacia un mundo global mejor en términos humanos y de Justicia; Cooperar al Desarrollo es uno de los elementos fundamentales en los que se traduce la “Solidaridad sin fronteras” 3

¿Y cómo conseguir esto si no es a través de la “Educación”?...

2.- La Educación para la “Solidaridad”.-

Aunque cada vez se está extendiendo más el término “sensibilización” para referirse a la acción o proceso que pretende mover respuestas ante situaciones que demandan de la “solidaridad”, nos parece que éste es un concepto reduccionista por mas que reconozcamos la nobleza de los sentimientos a los que apela:
- Suele circunscribirse a actividades que buscan respuestas puntuales mas que fomentar la interiorización de valores permanentes;
- Suele tener un carácter benéfico basado más en la filantropía o la beneficiencia que en el compromiso con la Justicia;
- Subraya las consecuencias –y aún éstas fraccionadamente- en lugar de analizar las causas;
- Se conforma con respuestas individuales sin valorar tanto el peso de las estructuras y, consecuentemente, la importancia de la participación colectiva,
- Y suele mantener, directa o indirectamente, relaciones de dependencia más que de co-operación y, por lo tanto, prioriza las acciones sobre los “donantes” de los países ricos para conseguir resultados inmediatos, frente a planteamientos más globales que parten del concepto de “interdependencia” asumiendo todas sus consecuencias, y, metodológicamente prefieren los “procesos educativos” con efectos más estables, aunque sean a medio o largo plazo.

Es por ello que, siguiendo a Paulo Freire, preferimos volver al viejo concepto de “Concientización” como proceso que nos lleve a la “toma de conciencia”. “Tener conciencia” es tener una comprensión integral y sistematizada de los hechos o fenómenos, evaluarlos –lo que implica referirlos a un sistema de valores- y sentar con ello las bases para unas determinadas actitudes que se traducirán en comportamientos y acciones concretas. “Concienciarse” es, en definitiva, consustancial con “humanizarse” y el objetivo último –y primario- del “proceso educativo”.

Sabemos también que la Solidaridad es un elemento clave para la Paz;, de manera que para crear una “cultura de Paz” es fundamental “educar para la Solidaridad”. Más aún, si las acciones solidarias son fruto sólo de la “sensibilización”, y no de una “educación en la solidaridad” –de una “concienciación”-, las estaremos privando de su trascendencia y valor más genuino. En el caso que nos ocupa, las manifestaciones solidarias de una persona, o de una comunidad, tendrán pues su más pleno sentido en la medida en que sean fruto y a la vez busquen la concienciación en la Solidaridad, su importancia y sus implicaciones. Los valores básicos “desde” y “hacia” los que una sociedad sana ha de plantear su sistema educativo son coincidentes con los valores en los que se sustenta y va construyendo la “conciencia de solidaridad”

Así pues, asumir un trabajo de “educación para la solidaridad” en esta línea, entendemos que es también un factor imprescindible en la tarea educativa que toda sociedad ejerce ineludiblemente. Conscientes además de que, como hemos apuntado, esta “concienciación” es un proceso que va generando comportamientos y, a la vez con ello, autoconstruyéndose. Por tanto, es difícil que una actividad solidaria no sea a la vez educativa, ni que una acción educativa no se traduzca –coherentemente- en comportamientos solidarios. La educación para la solidaridad -que empieza con la “información” y pasa por la “sensibilización” para intentar llegar a la “concienciación”-, es pues un aspecto trasversal de toda actividad solidaria. De aquí :

- La importancia de subrayar siempre la estrecha interrelación que hay –que debe haber- entre Educación y Solidaridad y entre Educación y Cooperación al desarrollo, como una concreción de la Solidaridad sin fronteras
- La coherencia de ligar las políticas de “Educación –concienciación- para la Solidaridad” con las de Cooperación, tanto en el quehacer de las ONGDs como de las entidades públicas… y, por supuesto, de toda comunidad educativa que busque una EDUCACION DE CALIDAD
- La necesidad de plantearse cualquier actividad, campaña o proyecto de “sensibilización” con un enfoque más amplio y trascendente: Su fin no puede ser sólo el de “despertar buenos sentimientos” para que “nos den una ayuda”, sino el de “educarnos” –tomar conciencia- en los valores solidarios… con todo lo que ello implica

… PORQUE NO PUEDE HABER UNA “EDUCACION BUENA”, SI NO ES TAMBIEN UNA “BUENA EDUCACION” EN LOS VALORES SOLIDARIOS

Y con este objetivo y en estas tareas, muchas escuelas estamos intentando orientar nuestro trabajo, y algunas además, coordinar nuestros esfuerzos en una red de “Escuelas Solidarias”, abierta a todas las comunidades educativas (alumnado, familias y profesionales) valencianas y en “co-operción” con escuelas nicaragüenses y guatemaltecas… Siempre podemos hacer algo… y eso es, precisamente, lo que tenemos la responsabilidad de hacer, dia a dia. Y más cuantos tenemos la posibilidad de aunar nuestra respuesta personal con nuestro compromiso profesional

Iniciativas como ésta de la que estos materiales son muestra de alguna manera, son buena prueba de que ello es posible. ENHORABUENA a cuantos la han hecho realidad.

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